¿Dejarás que la bala mate tu compañía?
Allí afuera, en algún garage, hay un emprendedor forjando una bala con el nombre de tu compañía. Ahora tienes una sola opción - ¡disparar primero! - dijo Gary Hamel, el mayor experto del mundo en estrategia de negocios, sin antes terminar la frase en una forma desafiante diciendo: ¡Tienes que innovar sobre los innovadores! Realmente un gran desafío, sobre todo considerando el escenario actual que nos ha sacado de nuestra zona de confort y que ha obligado a muchos a reaccionar y a considerar la innovación como la única herramienta, ya sea para sostenerse o para sobrevivir. Sin embargo, hay tantos otros que vienen hace un tiempo incorporando la innovación no como algo reactivo frente a un problema situacional, sino como una estrategia corporativa que permite gestionar la innovación en forma sistemática para crear valor constante, lo que les ha permitido navegar en forma natural en estas aguas turbulentas.
Gestión implica desarrollar un entorno controlado donde se generan las condiciones para que las cosas pasen. Y la gestión puede llevar cualquier apellido, por ejemplo la disciplina de la Gestión de Proyectos, la cual implica que se deben identificar todas las variables que pueden afectar positiva o negativamente un proyecto de modo de controlar dichas variables y generar un ambiente propicio para que el proyecto cumpla sus objetivos. En el caso de la Innovación no es distinto. Gestionar la Innovación involucra identificar los elementos que generan las condiciones apropiadas para que la innovación surja, y que por lo tanto son elementos que se deben influenciar y manejar.
Un elemento clave son las fuentes de innovación, que pueden ser colaboradores, la comunidad, los usuarios, los directivos u otros, por lo que se convierte en un elemento esencial que se debe influir y manejar, proveyéndoles un proceso para canalizar sus ideas y una estructura organizacional que soporte dicho proceso. Pero sin duda con eso no basta porque si no, sería muy sencillo. El otro elemento clave es la motivación para generar ideas innovadoras. La motivación es la fuerza que genera la tracción para que un proceso fluya, incluso a veces sin necesidad de que exista una estructura que soporte dicho proceso. No por nada, los que han emprendido, se lanzan a formar una empresa sin tener una estructura, sino que su motivación los impulsa. Con esto no quiero decir que no sea importante una estructura, sino que la motivación para generar ideas innovadoras es más importante que la estructura en sí. Pero ¿Cómo generamos esa motivación? Está la posibilidad de generar incentivos para motivar, pero es mucho más sostenible en el tiempo desarrollar una cultura de la innovación en donde la motivación es parte inherente del grupo. Para que haya motivación se debe dar un entorno amistoso y sentirse parte de ese entorno, en donde estamos dispuestos a ayudarnos, y en donde se valora la colaboración y el aprendizaje a través de la experimentación. Con esto se logra una “tribu” que pierde el miedo a equivocarse y que por lo tanto genera un terreno fértil y motivante para que surjan las ideas.
Si se dan cuenta, identificamos de donde surgen las ideas y el impulso que las genera, es decir, tenemos origen y fuerza, pero tal como funciona una pistola, debemos apuntar hacia una dirección para que la bala impacte su target. Este es el tercer elemento: la estrategia, que es la que traza los objetivos, o mejor dicho, la dirección hacia donde deben ir esas ideas. Esto implica que al gestionar la innovación, se debe generar un impacto en dirección hacia los objetivos estratégicos de la empresa.
No dejes que la bala de otra organización mate la tuya. No dejes que la innovación sea reactiva. Si generas una cultura de innovación que motive a los distintos grupos de stakeholders en forma sistemática a generar ideas innovadoras alineadas con la estrategia para impactar sus objetivos, se logrará una dinámica de organización que será capaz de gestionar la innovación y salir exitosa antes las variabilidades que ponga el entorno.